Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen
y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y
alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así
persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Nadie, entre los hombres, fue calumniado
más cruelmente que el Hijo del hombre.
Se lo ridiculizó y escarneció a causa de su obediencia
inalterable a los principios de la santa ley de Dios. Lo odiaron sin razón. Sin
embargo, se mantuvo sereno delante de sus enemigos, declaró que el oprobio es
parte de la heredad del cristiano y aconsejó 31 a sus seguidores que no
temiesen las flechas de la malicia ni desfalleciesen bajo la persecución.
Aunque la calumnia puede ennegrecer el nombre, no puede manchar el carácter. Este es guardado por Dios. Mientras no consintamos en pecar, no hay poder humano o satánico que pueda dejar una mancha en el alma.
El hombre cuyo
corazón se apoya en Dios es, en la hora de las pruebas más aflictivas y en las
circunstancias más desalentadoras, exactamente el mismo que cuando se veía en
la prosperidad, cuando parecía gozar de la luz y el favor de Dios. Sus
palabras, sus motivos, sus hechos, pueden ser desfigurados y falseados, pero no
le importa; para él están en juego otros intereses de mayor importancia. Como
Moisés, se sostiene "como viendo al
invisible", no mirando "las
cosas que se ven, sino las que no se ven". Heb. 11:27; 2Cor. 4:18.
Cristo sabe todo lo que los hombres han entendido mal
e interpretado erróneamente. Con buena razón, por aborrecidos y despreciados
que se vean, sus hijos pueden esperar llenos de confianza y paciencia, porque
no hay nada secreto que no se haya de manifestar, y los que honran a Dios serán
honrados por él en presencia de los hombres y de los ángeles.
"Cuando por mi causa os
vituperen y os persigan -dijo Jesús-, gozaos y alegraos". Señaló a sus oyentes que los profetas que
habían hablado en el nombre de Dios habían sido ejemplos "de aflicción y de paciencia".
Abel, el primer cristiano entre los hijos de Adán, murió
mártir.
Enoc anduvo con Dios y el mundo no lo reconoció.
Noé
fue escarnecido como fanático y alarmista.
"Otros experimentaron vituperios y azotes,
y a más de esto prisiones y cárceles".
"Unos fueron atormentados, no aceptando el rescate,
a fin de obtener mejor
resurrección". Sant. 5:10; Heb. 11:36,35.
En todo tiempo los mensajeros elegidos de Dios fueron
víctimas de insultos y persecución; no obstante, el conocimiento de Dios se
difundió por medio de sus aflicciones.
Cada discípulo de Cristo debe ocupar un lugar en las
filas para adelantar la misma obra, sabiendo que todo cuanto hagan los enemigos
redundará en favor de la verdad.
El 32 propósito de Dios es que la verdad se
ponga al frente para que llegue a ser tema de examen y discusión, a pesar del
desprecio que se le haga.
Tiene que agitarse el espíritu del
pueblo; todo conflicto, todo vituperio, todo esfuerzo por limitar la libertad
de conciencia son instrumentos de Dios para despertar las mentes que de otra
manera dormirían.
¡Cuán frecuentemente se ha visto este resultado en la historia de los mensajeros de Dios! Cuando apedrearon al elocuente y noble Estaban por instigación del Sanedrín, no hubo pérdida para la causa del Evangelio.
La luz del cielo que glorificó su rostro, la compasión divina que se
expresó en su última oración, llegaron a ser como una flecha aguda de
convicción para el miembro intolerante del Sanedrín que lo observaba, y Saulo,
el fariseo perseguidor, se transformó en el instrumento escogido para llevar el
nombre de Cristo a los gentiles, a los reyes Y al pueblo de Israel.
Mucho después, el anciano Pablo escribió desde su
prisión en Roma: "Algunos, a la verdad, predican a Cristo
por envidia y contienda... No sinceramente, pensando añadir aflicción a mis
prisiones... No obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo
es anunciado".
Gracias al encarcelamiento de Pablo, se
diseminó el Evangelio y hubo almas que se salvaron para Cristo en el mismo
palacio de los césares.
Por los esfuerzos de Satanás para destruirla, la
simiente "incorruptible" de
la Palabra de Dios, la cual "vive y
permanece para siempre" Fil. 1:15-18; 1Pedro 1:23, se esparce en los
corazones de los hombres; por el oprobio y la persecución que sufren sus hijos,
el nombre de Cristo es engrandecido y se redimen las almas.
Grande es la recompensa en los cielos para quienes
testifican por Cristo en medio de la persecución y el vituperio. Mientras que
los hombres buscan bienes transitorios, Jesús les indica un galardón celestial.
No lo sitúa todo en la vida venidera sino que empieza aquí mismo.
El Señor se
manifestó a Abrahán, y le dijo: "Yo soy tu
escudo, y tu galardón será sobremanera grande". Gen. 15:1.
Este es el galardón de todos
los que siguen a Cristo. Verse
en armonía con 33 Jehová Emmanuel, "en
quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del
conocimiento" y en quien "habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad", conocerlo, poseerlo,
mientras el corazón se abre más y más para recibir sus atributos, saber lo que
es su amor y su poder, poseer las riquezas inescrutables de Cristo, comprender
mejor "cuál sea la anchura, la
longitud, la profundidad y la altura", y "conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para
que seáis llenos de toda la plenitud de Dios", "ésta es la herencia
de los siervos del Señor, ésta es la justicia que deben esperar de mí, dice el
Señor'.*Col. 2:3,9; Efes. 3:18,19; Isa. 54:17 VTA.
La Alegría llenaba los corazones de Pablo y Silas cuando
oraban y entonaban alabanzas a Dios a medianoche en el calabozo de Filipos. Cristo
estaba con ellos allí y la luz de su presencia disipaba la oscuridad con la gloria
de los atrios celestiales.
Desde Roma, Pablo escribió sin pensar en sus cadenas al ver cómo se difundía el Evangelio: "En esto me gozo, y me gozaré aún".
Las mismas palabras de Cristo en el monte, resuenan en el mensaje de Pablo a la iglesia en sus persecuciones: "Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!"*Fil. 1:18; 4:4.