jueves, 15 de mayo de 2025

04. "Cuando Ayunéis, No Seáis... Como Los Hipócritas" IV. EL VERDADERO MOTIVO DEL SERVICIO (EL SERMÓN DEL MONTE/DMJ) EGW

04. "CUANDO AYUNÉIS, NO SEÁIS... COMO LOS HIPÓCRITAS". MT. 6:16-18.

El ayuno que la Palabra de Dios ordena es algo más que una formalidad. No consiste meramente en rechazar el alimento, vestirse de cilicio, o echarse cenizas sobre la cabeza. El que ayuna verdaderamente entristecido por el pecado no buscará la oportunidad de exhibirse. 

El propósito del ayuno que Dios nos manda observar no es afligir el cuerpo a causa de los pecados del alma, sino ayudarnos a percibir el carácter grave del pecado, a humillar el corazón ante Dios y a recibir su gracia perdonadora. 

Mandó a Israel: "Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios". Joel 2:13.

A nada conducirá el hacer penitencia ni el pensar que por nuestras propias obras mereceremos o compraremos una heredad con los santos. 

Cuando se le preguntó a Cristo: "¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?", él respondió: "Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado". *Juan 6:28, 29.  

Arrepentirse es alejarse del yo y dirigirse a Cristo; y cuando recibamos a Cristo, 

para que por la fe él pueda vivir en nosotros, las obras buenas se manifestarán.

Dijo Jesús: "Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no 

mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto". 

Todo lo que se hace para gloria de Dios tiene que hacerse con alegría, no 76 

con tristeza o dolor. No hay nada lóbrego en la religión de Cristo.

 Si por su actitud de congoja los cristianos dan la impresión de haberse chasqueado en el Señor, presentaran una concepción falsa de su carácter, y proporcionan argumentos a sus enemigos. Aunque de palabra llamen a Dios, su Padre, su pesadumbre y tristeza los hace parecer huérfanos ante todo el mundo.

Cristo desea que su servicio parezca atractivo, como lo es en verdad. Revélense al Salvador compasivo los actos de abnegación y las pruebas secretas del corazón. Dejemos las cargas al pie de la cruz, y sigamos adelante regocijándonos en el amor del que primeramente nos amó. 

Los hombres no conocerán tal vez la obra que se hace secretamente, entre el alma y Dios, pero se manifestará a todos el resultado de la actuación del Espíritu sobre el corazón, porque él, "que ve en lo secreto, te recompensará en público". DMJ 75,76/EGW/MHP


03. "Y Orando, No Uséis Vanas Repeticiones, Como Los Gentiles" IV. EL VERDADERO MOTIVO DEL SERVICIO (EL SERMÓN DEL MONTE/DMJ) EGW

03. "Y ORANDO, NO USÉIS VANAS REPETICIONES, COMO LOS GENTILES". MT. 6:7-8.

Los paganos pensaban que sus oraciones tenían en si méritos para expiar el pecado. Por lo tanto, cuanto más larga fuera la oración, mayor mérito tenía. Si por sus propios esfuerzos podían hacerse santos, tendrían entonces algo en que regocijarse y de lo cual hacer alarde. 

Esta idea de la oración resulta de la creencia en la expiación por propio mérito en que se basa toda religión falsa.

  Los fariseos habían adoptado este concepto pagano de la oración que existe todavía hasta entre los que profesan ser cristianos. La repetición de expresiones prescritas y formales mientras el corazón no siente la necesidad de Dios, es comparable con las "vanas repeticiones" de los gentiles. 75 

La Oración no es expiación del pecado, y de por sí no tiene mérito ni virtud. Todas las palabras floridas que tengamos a nuestra disposición no equivalen a un solo deseo santo 

Las Oraciones más elocuentes son palabrería vana 

si no expresan los sentimientos sinceros del corazón.  

La oración que brota del corazón ferviente, que expresa con sencillez las necesidades del alma así como pediríamos un favor a un amigo terrenal esperando que lo hará, ésa es la oración de fe. 

Dios no quiere nuestras frases de simple ceremonia; pero el clamor inaudible de quien se siente quebrantado por la convicción de sus pecados y su debilidad llega al oído del Padre misericordioso. DMJ74-75/EGW/MHP


02. "Y Cuando Ores, No Seas Como Los Hipócritas" IV. EL VERDADERO MOTIVO DEL SERVICIO (EL SERMÓN DEL MONTE/DMJ) EGW

 

02. "Y CUANDO ORES, NO SEAS COMO LOS HIPÓCRITAS". MT. 6:5-6.

Los fariseos tenían horas fijas para orar, y cuando, como sucedía a menudo, en el momento designado se encontraban ausentes de casa, fuese en la calle, en el mercado o entre las multitudes apresuradas, allí mismo se detenían y recitaban en alta voz sus oraciones formales

Un culto tal, ofrecido simplemente para glorificación del yo, mereció la reprensión más severa de Jesús. Sin embargo, no desaprobó la oración pública; él mismo oraba con sus discípulos, y en presencia de la multitud. Lo que enseña es que la oración 73 acerca de la vida íntima no debe hacerse en público. En la devoción secreta nuestras oraciones no deben alcanzar sino el oído de Dios, que siempre las escucha. Ningún oído curioso debe asumir el peso de tales peticiones.

"Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento". Tengamos un lugar especial para la oración secreta. Debemos escoger, como lo hizo Cristo, lugares selectos para comunicarnos con Dios. Muchas veces necesitamos apartarnos en algún lugar, aunque sea humilde, donde estemos a solas con Dios.

"Ora a tu Padre que está en secreto". En el nombre de Jesús podemos llegar a la presencia de Dios con la confianza de un niño. No hace falta que algún hombre nos sirva de mediador. Por medio de Jesús, podemos abrir nuestro corazón a Dios como a quien nos conoce y nos ama.

En el lugar secreto de oración, donde ningún ojo puede ver ni oído oír sino únicamente Dios, podemos expresar nuestros deseos y anhelos más íntimos al Padre de compasión infinita; y en la tranquilidad y el silencio del alma, esa voz que jamás deja de responder al clamor de la necesidad humana, hablará a nuestro corazón.

"El Señor es muy misericordioso y compasivo". *Santiago 5:11. Espera con amor infatigable para oír las confesiones de los desviados del buen camino y para aceptar su arrepentimiento. 

Busca en nosotros alguna expresión de gratitud, así como la madre busca una sonrisa de reconocimiento de su niño amado. Quiere que sepamos con cuánto fervor y ternura se conmueve su corazón por nosotros. 

Nos convida a llevar nuestras pruebas a su simpatía, nuestras penas a su amor, nuestras heridas a su poder curativo, nuestra debilidad a su fuerza, nuestro vacío a su plenitud. 

Jamás dejó frustrado al que se allegó a él. "Los que miraron a él fueron alumbrados,

 y sus rostros no fueron avergonzados". *Salmo 34:5.

No será vana la petición de los que buscan a Dios en secreto, confiándole sus necesidades y pidiéndole ayuda. "Tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público". 

Si nos asociamos diariamente con Cristo, sentiremos en nuestro derredor 

los poderes de un mundo invisible; y mirando a Cristo, nos asemejaremos a él. 

Contemplándolo, seremos 74 transformados. 

Nuestro carácter se suavizará, se refinará 

y ennoblecerá para el reino celestial. 

El resultado seguro de nuestra comunión con Dios 

será un aumento de piedad, pureza y celo. 

Oraremos con inteligencia cada vez: mayor

Estamos recibiendo una educación divina,

la cual se revela en una vida diligente y fervorosa.

El alma que se vuelve a Dios en ferviente oración diaria para pedir ayuda, apoyo y poder, tendrá aspiraciones nobles, conceptos claros de la verdad y del deber, propósito elevados, así como sed y hambre insaciable de justicia.  

Al mantenernos en relación con Dios, podremos derramar sobre las personas que nos rodean la luz, la paz y la serenidad que imperan en nuestro corazón. La fuerza obtenida al orar a Dios, sumada a los esfuerzos infatigables para acostumbrar la mente a ser más considerada y atenta, nos prepara para los deberes diarios, y preserva la paz del espíritu, bajo todas las circunstancias.

Si nos acercamos a Dios, él nos dará palabras para hablar, por él y para alabar su nombre. 

Nos enseñará una melodía de la canción angelical, así como alabanzas de gratitud nuestro Padre celestial

En todo acto de la vida se revelarán la luz y el amor del Salvador que mora en nosotros.

 Las dificultades exteriores no pueden afectar la vida, se vive por la fe en el Hijo de Dios

DMJ 72-74/EGW/MHP



miércoles, 14 de mayo de 2025

01. "Guardaos De Hacer Vuestra Justicia Delante De Los Hombres, Para Ser Vistos De Ellos..." IV. EL VERDADERO MOTIVO DEL SERVICIO (EL SERMÓN DEL MONTE/DMJ) EGW

01. "GUARDAOS DE HACER VUESTRA JUSTICIA DELANTE DE LOS HOMBRES, PARA SER VISTOS DE ELLOS..." Mt. 6:1 

Las palabras de Cristo en el monte fueron expresión de lo que había sido la enseñanza silenciosa de su vida pero que el pueblo no había llegado a comprender.

Al ver que él tenía tanto poder, no podían explicarse por qué no lo empleaba para alcanzar lo que, según pensaban ellos, era el bien supremo. El espíritu, los motivos y los métodos que seguían eran opuestos a los de él. Aunque aseveraban defender con minucioso celo el honor de la ley, lo que en verdad buscaban era la gloria personal y egoístaCristo quería enseñarles que la persona que se ama a si misma quebranta la ley.

Sin embargo, los principios sostenidos por los fariseos han caracterizado a la humanidad en todos los siglos. El espíritu del farisaísmo es el espíritu de la naturaleza humana; y mientras el Salvador contrastaba su propio espíritu y sus métodos con los de los rabinos, enseñó algo que puede aplicarse igualmente a la gente de todas las épocas.

En los tiempos de Cristo los fariseos procuraban constantemente ganar el favor del cielo para disfrutar de prosperidad y honores mundanos, que para ellos constituían la recompensa de la virtud. Al mismo tiempo hacían alarde de sus actos de caridad para atraer la atención del público y ganar así renombre de santidad.

Jesús censuró esta ostentación, declarando que Dios no 70 reconoce un servicio tal, y que la adulación y admiración populares que ellos buscaban con tanta avidez eran la única recompensa que recibirían.

"Cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público". Mt. 6:3,4.

Con estas palabras, Jesús no quiso enseñar que los actos benévolos deben guardarse siempre en secreto.

El Apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, no ocultó el sacrificio personal de los generosos cristianos de Macedonia, sino que se refirió a la gracia que Cristo había manifestado en ellos, y así otros se sintieron movidos por el mismo espíritu. Escribió también a la iglesia de Corinto: "Vuestro ejemplo ha estimulado a muchos". *2 Corintios 9:2 (VV, 1909). 

Las propias palabras de Cristo expresan claramente lo que quería decir, a saber, que en la realización 

de actos de caridad no se deben buscar las alabanzas ni los honores de los hombres. 

La piedad verdadera no impulsa a la ostentación. Los que desean palabras de alabanza y adulación, 

y las saborean como delicioso manjar, son meramente cristianos de nombre.

Por sus obras buenas, los seguidores de Cristo deben dar gloria, no a sí 

mismos, sino al que les ha dado gracia y poder para obrar. 

Toda obra buena se cumple solamente por el Espíritu Santo, y éste es dado para glorificar, no al que lo recibe, sino al Dador. Cuando la luz de Cristo brille en el alma, los labios pronunciarán alabanzas y agradecimiento a Dios. Nuestras oraciones, nuestro cumplimiento del deber, nuestra benevolencia, nuestro sacrificio personal, no serán el tema de nuestros pensamientos ni de nuestra conversación. 
Jesús será magnificado, el yo se esconderá y se verá que Cristo reina supremo en nuestra vida.

Hemos de dar sinceramente, mas no con el fin de alardear de nuestras buenas acciones, sino por amor y simpatía hacia los que sufren. La sinceridad del propósito y la bondad genuina del corazón son los motivos apreciados por el cielo. Dios considera más preciosa que el oro de Ofir el alma que lo ama sinceramente y de todo corazón. 71 

No hemos de pensar en el galardón, sino en el servicio; sin embargo, la bondad que se muestra en tal espíritu no dejará de tener recompensa. "Tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público"

Aunque es verdad que Dios mismo es el gran Galardón, que abarca todo lo demás, el alma lo recibe y se goza en él solamente en la medida en que se asemeja a él en carácterSólo podemos apreciar lo que es parecido a nosotros. Sólo cuando nos entregamos a Dios para que nos emplee en el servicio de la humanidad, nos hacemos partícipes de su gloria y carácter.

Nadie puede dejar que por su vida y su corazón fluya hacia los demás el río de bendiciones celestiales sin recibir para sí mismo una rica recompensa. 

Las laderas de los collados y los llanos no sufren porque por ellos corren ríos que se dirigen al mar. Lo que dan se les retribuye cien veces, porque el arroyo que pasa cantando deja tras sí regalos de vegetación y fertilidad. En sus orillas la hierba es más verde; los árboles, más lozanos; las flores, más abundantes. 

Cuando los campos se ven yermos y agostados por el calor abrasador del verano, la corriente del río se destaca por su línea de verdor, y el llano que facilitó el transporte de los tesoros de las montañas hasta el mar se viste de frescura y belleza, atestiguando así la recompensa que la gracia de Dios da a cuantos sirven de conductos para las bendiciones del cielo.

 Tal es la bendición para quienes son misericordiosos con los pobres

El profeta Isaías dice: ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa, que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? 

Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto... Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma.... y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan". Isaías 58:7-11.

La obra de beneficencia es dos veces bendita. Mientras el que da a los 

menesterosos los beneficia, él mismo se beneficia en grado aún mayor

La gracia de Cristo en el alma desarrolla atributos del carácter que son opuestos al egoísmo 72 atributos que han de refinar, ennoblecer y enriquecer la vida.

 Los actos de bondad hechos en secreto ligarán los corazones 

y los acercarán al corazón de Aquel de quien mana todo impulso generoso. 

Las pequeñas atenciones y los actos insignificantes de amor y de sacrificio, que manan de la vida tan quedamente como la fragancia de una flor, constituyen una gran parte de las bendiciones y felicidades de la vida.

 Al fin se verá que la abnegación para bien y dicha de los demás, por humilde e inadvertida que sea en la tierra, se reconoce en el cielo como muestra de nuestra unión con el Rey de gloria, quien, siendo, rico, se hizo pobre por nosotros.

Aunque los actos de bondad sean realizados en secreto, no se puede esconder su resultado sobre el carácter del que los realiza. 

Si trabajamos sin reserva como seguidores de Cristo, el corazón se unirá en estrecha simpatía con el de Dios, y su Espíritu, al influir sobre el nuestro, hará que el alma responda con armonías sagradas al toque divino.

El que multiplica los talentos de los que emplearon con prudencia los dones que les confió reconocerá con agrado el servicio de sus creyentes en el Amado, por cuya gracia y fuerza obraron. 

Los que procuraron desarrollar y perfeccionar un carácter cristiano por el ejercicio de sus facultades en obras buenas, segarán en el mundo venidero lo que aquí sembraron. 

La obra empezada en la tierra llegará a su consumación en aquella vida más elevada y más santa que perdurará por toda la eternidad. DMJ 69-72/EGW/MHP