sábado, 7 de noviembre de 2020

08. ¿ES LÍCITO AL HOMBRE REPUDIAR A SU MUJER POR CUALQUIER CAUSA? III. LA ESPIRITUALIDAD DE LA LEY (EL SERMÓN DEL MONTE/DMJ) EGW

Entre los judíos se permitía que un hombre repudiase a su mujer por las ofensas más insignificantes, y ella quedaba en libertad para casarse otra vez.  Esta costumbre era causa de mucha desgracia y pecado.  En el Sermón del Monte, Jesús indicó claramente que el casamiento no podía disolverse, excepto por infidelidad a los votos matrimoniales.  "El que repudia a su mujer -dijo él-, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio".

Después, cuando los fariseos lo interrogaron acerca de la legalidad del divorcio, Jesús dirigió la atención de sus  57 oyentes hacia a institución del matrimonio conforme se ordenó en la creación del mundo. "Por la dureza de vuestro corazón -dijo, él- Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres: más al principio no fue así".  Se refirió a los días bienaventurados del Edén, cuando Dios declaró que todo "era bueno en gran manera". Entonces tuvieron su origen dos instituciones gemelas, para la gloria de Dios y en beneficio de la humanidad: el matrimonio y el sábado. Al unir Dios en matrimonio las manos de la santa pareja diciendo:

"Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne", * Génesis 1:31; 2:24. dictó a ley del matrimonio para todos los hijos de Adán hasta el fin del tiempo. Lo que el mismo Padre eterno había considerado bueno era una ley que reportaba la más elevada bendición y progreso para los hombres.

Como todas las demás excelentes dádivas que Dios confió a la custodia de la humanidad, el matrimonio fue pervertido por el pecado; pero el propósito del Evangelio es restablecer su pureza, y hermosura.

Tanto en el Antiguo como en él Nuevo Testamento, se emplea el matrimonio para representar la unión tierna y sagrada que existe entre Cristo y su pueblo, los redimidos a quienes él adquirió al precio del Calvario. Dice: "No temas... porque tu marido tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado". "Convertíos, hijos rebelde , dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo". En el Cantar de los Cantares oímos decir a la voz de la novia: "Mi amado es mío, y yo suya". Y el "señalado entre diez mil" dice a su escogida: "Tú eres hermosa, amiga mía, y en ti no hay mancha".* Isaías 54:4, 5; Jeremías 3:14; Cantares 2:16; 5:10; 4:7. 

Mucho después, Pablo, el apóstol, al escribir a los cristianos de Éfeso, declara que el Señor constituyó al marido cabeza de la mujer, como su protector y vínculo que une a los miembros de la familia, así como Cristo es la cabeza de la iglesia y el Salvador del cuerpo místico. Por eso dice: "Como la iglesia, está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí 58 mismo por ella, para santificarla, habiéndole purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a si mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.  Así también los maridos deben amar a sus mujeres". * Efesios 5:24-28

La gracia de Cristo, y sólo ella, puede hacer de esta institución lo que Dios deseaba que fuese: un medio de beneficiar y elevar a la humanidad.  Así las familias de la tierra, en su unidad, paz y amor, pueden representar a la familia de los cielos.

Ahora, como en el tiempo de Cristo, la condición de la sociedad merece un triste comentario, en contraste con el ideal del cielo para esta relación sagrada.  Sin embargo, aun a los que encontraron amargura y desengaño donde habían esperado compañerismo y gozo, el Evangelio de Cristo ofrece consuelo.  La paciencia y ternura que su Espíritu puede impartir endulzará la suerte más amarga.  El corazón en el cual mora Cristo estará tan henchido, tan satisfecho de su amor que no se consumirá con el deseo de atraer simpatía y atención a sí mismo.  Si el alma se entrega a Dios, la sabiduría de él puede llevar a cabo lo que la capacidad humana no logra hacer.  Por la revelación de su gracia, los corazones que eran antes indiferentes o se habían enemistado pueden unirse con vínculos más fuertes y más duraderos que los de la tierra, los lazos de oro de un amor que resistirá cualquier prueba.


07. “SI TU MANO DERECHA TE ES OCASIÓN DE CAER, CÓRTALA, Y ÉCHALA DE TI” III. LA ESPIRITUALIDAD DE LA LEY (EL SERMÓN DEL MONTE/DMJ) EGW

Para evitar que la enfermedad se extienda por el cuerpo y destruya la vida, el hombre permite que se le ampute 55 hasta la mano derecha.  Debería estar aún más dispuesto a renunciar a lo que pone en peligro la vida del alma. Las almas degradadas y esclavizadas por Satanás han de ser redimidas por el Evangelio para participar de la libertad gloriosa de los hijos de Dios.        El propósito de Dios no es únicamente librarnos del sufrimiento que es consecuencia inevitable del pecado, sino salvarnos del pecado mismo.  

El alma corrompida y deformada debe ser limpiada y transformada para ser vestida, con "la luz de Jehová nuestro Dios".  Debemos ser "hechos conformes a la imagen de su Hijo".  "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman". * Salmo 90:17; Romanos 8:29, 1 Corintios 2:9. Sólo la eternidad podrá revelar el destino glorioso del hombre en quien se restaure la imagen de Dios. 

Para que podamos alcanzar este alto ideal, debe sacrificarse todo lo que le causa tropiezo al alma.  Por medio de la voluntad, el pecado retiene su dominio sobre nosotros.  La rendición de la voluntad se representa como la extracción del ojo o la amputación de la mano.  A menudo nos parece que entregar la voluntad a Dios es aceptar una vida contrahecha y coja; pero es mejor, dice Cristo, que el yo esté contrahecho, herido y cojo, si por este medio puede el individuo entrar en la vida. Lo que le parece desastre es la puerta de entrada al beneficio supremo.

Dios es la fuente de la vida, y sólo podemos tener vida cuando estamos en comunión con él.  Separados de Dios, podemos existir por corto tiempo, pero no poseemos la vida. 

"La que se entrega a los placeres, viviendo está muerta". *1 Timoteo 5:6. 

Únicamente cuando entregamos nuestra voluntad a Dios, él puede impartirnos vida.  Sólo al recibir su vida por la entrega del yo es posible, dijo Jesús, que se venzan estos pecados ocultos que he señalado. Podéis encerrarlos en el corazón y esconderlos a los ojos humanos, pero ¿Cómo compareceréis ante la presencia de Dios?

Si os aferráis al yo y rehusáis entregar la voluntad a Dios, elegís la muerte.  Dondequiera que esté el pecado, Dios es para él un fuego devorador.  Si elegís el pecado y rehusáis 56 separamos de él, la presencia de Dios que consume el pecado también os consumirá a vosotros.

Requiere sacrificio entregarnos a Dios, pero es sacrificio de lo inferior por lo superior, de lo terreno por lo espiritual, de lo perecedero por lo eterno.  No desea Dios que se anule nuestra voluntad, porque solamente mediante su ejercicio podemos hacer lo que Dios quiere.  Debernos entregar nuestra voluntad a él para que podamos recibirla de vuelta purificada y refinada, y tan unida en simpatía con el Ser divino que él pueda derramar, por nuestro medio los raudales de su amor y su poder.  Por amarga y dolorosa que parezca esta entrega al corazón voluntarioso y extraviado, aun así nos dice: "Mejor te es".

Hasta que Jacob no cayó desvalido y sin fuerzas sobre el pecho del Ángel del pacto, no conoció la victoria de la fe vencedora ni recibió el título de príncipe con Dios.  Sólo cuando "cojeaba de su cadera" se detuvieron las huestes armadas de Esaú, y el Faraón, heredero soberbio de un linaje real, se inclinó para pedir su bendición.  Así el autor de nuestra salvación se hizo ""perfecto... por ¡medio de los padecimientos". y los hijos de fe "sacaron fuerzas de debilidad" y "pusieron en fuga ejércitos extranjeros".  Así "los cojos arrebatarán presa", el débil "será como David" y "la casa de David como... el ángel de Jehová". * Génesis 32:31; Hebreos 2:10 (VM); 11:34; Isaías 33:23; Zacarias 12:8.

 

06. "CUALQUIERA QUE MIRA A UNA MUJER PARA CODICIARA YA ADULTERÓ CON ELLA EN SU CORAZÓN" III. LA ESPIRITUALIDAD DE LA LEY (EL SERMÓN DEL MONTE/DMJ) EGW

Los judíos se enorgullecían de su moralidad y se horrorizaban de las costumbres sensuales de los paganos.  La presencia de los jefes romanos, enviados a Palestina por causa del gobierno imperial, era una ofensa continua para el pueblo; porque con estos gentiles habían venido muchas costumbres paganas, lascivia y disipación.  En Capernaum, los jefes romanos asistían a los paseos y desfiles con sus frívolas mancebas, y a menudo el ruido de sus orgías interrumpía la quietud del lago cuando sus naves de placer se deslizaban sobre las tranquilas aguas.  La gente esperaba que Jesús denunciase ásperamente a esa clase; pero con asombro escuchó palabras que revelaban el mal de sus propios corazones.

Cuando se aman y acarician malos pensamientos, por muy en secreto que sea, dijo Jesús, se demuestra que el mal reina todavía en el corazón.  El alma sigue sumida en hiel de amargura y sometida a la iniquidad.  El que halla placer espaciándose en escenas impuras, cultiva malos pensamientos y echa miradas sensuales, puede contemplar en el pecado visible, con su carga de vergüenza y aflicción desconsoladora, la verdadera naturaleza del mal que lleva oculto en su alma.  El momento de tentación en que posiblemente se caiga en pecado gravoso no crea el mal que se manifiesta; sólo desarrolla o revela lo que estaba latente y oculto en el corazón.  "Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él", ya que del corazón "mana la vida". * Proverbios 23:7; 4:23.