Cristo no dice que el hombre no querrá servir a dos señores ni que no deberá servirlos, sino que no puede hacerlo. Los intereses de Dios y los de Mamón* no pueden armonizar en forma alguna.
Donde la conciencia del cristiano le aconseja abstenerse, negarse a sí mismo, detenerse,
Allí Mismo El Hombre Del Mundo avanza para gratificar sus tendencias egoístas.
Nadie puede ocupar una posición neutral; no
existe una posición intermedia,
en la que no se ame a Dios y tampoco se sirva al enemigo de la justicia.
Cristo
ha de vivir en sus agentes humanos, obrar por medio
de sus facultades y actuar por sus habilidades. Ellos deben
someter su voluntad a la de Cristo y obrar con su Espíritu.
Entonces, ya no son ellos los que viven, sino que Cristo vive en ellos.
Quien no se entrega por entero a Dios se
ve gobernado por otro poder y escucha otra voz,
cuyas sugestiones
revisten un carácter completamente distinto.
Constituyen un eslabón entre Satanás y los soldados
fieles; y por medio de dichos agentes el
enemigo trabaja constantemente para seducir los corazones de
los soldados de Cristo. 81
El baluarte más fuerte del vicio en nuestro mundo no es la vida perversa del pecador abandonado ni del renegado envilecido; es la vida que en otros aspectos parece virtuosa y noble, pero en la cual se alberga un pecado, se consciente un vicio.
Para el alma que lucha secretamente contra alguna tentación gigantesca, que tiembla al borde del precipicio, tal ejemplo es uno de los alicientes más poderosos para pecar.
Aquel que, a pesar de estar dotado de un alto concepto de la vida, de la verdad y del honor, quebranta voluntariamente un solo precepto de la santa ley de Dios, pervierte sus nobles dones en señuelos del pecado.
El genio, el talento, la simpatía y aun los actos generosos y amables pueden llegar a ser lazos de Satanás, para arrastrar a otras almas hasta hacerlas caer en el precipicio de la ruina, para esta vida y para la venidera.
"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está, en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo". *1Juan 2:15,16.
DMJ/EGW/MHP
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