09. "BUSCAD
PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS". MT. 6:33.
Los
oyentes de las palabras de Cristo seguían aguardando
ansiosamente algún anuncio del reino terrenal.
Mientras Jesús
les ofrecía los tesoros del cielo, la pregunta que preocupaba a muchos
era:
¿Cómo podrá
mejorar nuestra perspectiva en el mundo una relación con él?
Jesús
les mostró que al hacer de las cosas
mundanales su anhelo supremo, se parecían a las naciones
paganas que los rodeaban, pues vivían como si no hubiera Dios que
cuidase tiernamente a sus criaturas.
"Porque
todas estas cosas buscan las gentes del mundo", *Lucas 12:30.
dice Jesús. "Vuestro
Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas".
He venido para abriros el reino de amor, de justicia y de paz. Abrid el corazón
Para recibir este reino, y dedicad a su servicio vuestro más alto interés.
Aunque es un reino espiritual, no temáis que vuestras necesidades temporales sean desatendidas.
Si os entregáis al servicio de Dios, el
que es todopoderoso en el cielo y en la tierra proveerá todo
cuanto necesitéis.
Cristo no nos
exime de la necesidad de esforzarnos, pero nos
enseña que en todo le hemos de dar a él el primer lugar, el último y el
mejor. No debemos ocuparnos en ningún negocio ni
buscar placer alguno que pueda impedir el desarrollo
de su justicia en nuestro carácter y en nuestra vida.
Cuanto hagamos
debe hacerse sinceramente, como para el Señor.
Mientras vivió en la tierra, Jesús dignificó la vida en todos sus detalles al recordar a los hombres la gloria de Dios y someterlo todo a la voluntad de su Padre.
Si seguimos su ejemplo, nos asegura que
todas las cosas necesarias: nos "serán añadidas". Pobreza o riqueza, enfermedad o
salud, simpleza o sabiduría, todo queda atendido en la promesa de su
gracia.
El brazo
eterno de Dios rodea al alma que, por débil que sea, se vuelve a él buscando
ayuda.
Las cosas
preciosas de los collados perecerán; pero el
alma que vive para Dios 85 permanecerá con él.
"El
mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para
siempre".
La ciudad de
Dios abrirá sus puertas de oro para
recibir a aquel que durante su permanencia en la
tierra aprendió a confiar en Dios para
obtener dirección y sabiduría, consuelo y esperanza, en medio de las pérdidas y
las penas.
Los cantos de los ángeles le darán la bienvenida allá, y para él dará frutos el árbol de la vida.
"Los
montes se moverán, y los collados temblarán, pero no
se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se
quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de
ti". *1 Juan 2:17; Isaías 54:10. DMJ/EGW/MHP
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