10. "NO OS
AFANÉIS POR EL DÍA DE MAÑANA... BASTA A CADA DÍA SU PROPIO MAL." MT.
6:34.
Si os habéis entregado a Dios, para hacer su obra -dice Jesús-, no os preocupéis por el día de mañana. Aquel a quien servís percibe el fin desde el principio. Lo que sucederá mañana, aunque esté oculto a vuestros ojos, es claro para el ojo del Omnipotente.
Cuando nosotros mismos nos encargamos de manejar las cosas que nos conciernen, confiando en nuestra propia sabiduría para salir airosos, asumimos una carga que él no nos ha dado, y tratamos de llevarla en su ayuda. Nos imponemos la responsabilidad que pertenece a Dios y así nos colocamos en su lugar. Con razón podemos entonces sentir ansiedad y esperar peligros y pérdidas, que seguramente nos sobrevendrán.
Cuando creamos realmente que
Dios nos ama y quiere ayudarnos, dejaremos de acongojarnos por
el futuro. Confiaremos en Dios así como un
niño confía en un padre amante. Entonces desaparecerán todos
nuestros tormentos y dificultades; porque nuestra voluntad quedará absorbida por la
voluntad de Dios.
Cristo no nos ha prometido ayuda para llevar hoy
las cargas de mañana.
Ha dicho: "Bástate
mi gracia"; *2 Cortntios 12:9, pero su gracia se
da diariamente, así como el maná en el desierto, para la necesidad
cotidiana. Como los millares de Israel en su
peregrinación, podemos hallar el pan celestial para la necesidad del día.
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Solamente un día es nuestro, y en él hemos de vivir para Dios. Por ese solo día, mediante el servicio consagrado, hemos, de confiar en la mano de Cristo todos nuestros planes y propósitos,
Depositando en él todas las cuitas, porque él cuida de nosotros.
"Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis". "En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza". *Jeremías 29:11; Isaias 30:15.
Si buscamos a Dios y nos convertimos cada día; si
voluntariamente escogemos ser libres y felices en Dios; si con alegría en
el corazón respondemos a su llamamiento y llevamos el yugo de Cristo
que es yugo de obediencia y de servicio, todas nuestras
murmuraciones serán acalladas, todas las
dificultades se alejarán, y quedarán resueltos todos
los problemas complejos que ahora 87 nos acongojan.
El Discurso
Maestro De Jesucristo (EGW). 69-87 MHP
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